ALBERTO LE QUITÓ EL APOYO A COBO: NO QUIERE QUE ASUMA SU ESPOSA COMO CONCEJAL

ALBERTO LE QUITÓ EL APOYO A COBO: NO QUIERE QUE ASUMA SU ESPOSA COMO CONCEJAL

La historia vuelve a repetirse, y en San Luis ya nadie se sorprende. Luego de años de operar sistemáticamente desde las sombras en contra del intendente Maximiliano Frontera, con denuncias judiciales, campañas de prensa y maniobras políticas articuladas, el abogado Carlos Cobo —histórico operador del albertismo— fue abandonado por quien lo utilizó: Alberto Rodríguez Saá.

La última señal es inequívoca: Alberto no quiere que Andrea Quiroga, esposa de Cobo y presidenta del partido MOCOMER, asuma como concejal, cargo que obtuvo a través de una estructura electoral que ahora se desvanece sin respaldo.

El giro repentino es un nuevo capítulo en la larga lista de traiciones políticas que definen al exgobernador puntano. Lejos de sostener a quienes le fueron funcionales, Alberto repite su manual: utiliza, desgasta y luego descarta. Carlos Cobo no es la excepción; es simplemente otro nombre más en la galería de los traicionados.

 Una relación construida en operaciones y quebrada en conveniencia

Durante años, Carlos Cobo y Andrea Quiroga fueron protagonistas de una ofensiva sistemática contra Frontera, desde su partido marginal, MOCOMER, y desde la plataforma mediática de El Diario de la República, propiedad del propio Rodríguez Saá. La denuncia presentada por Quiroga, con el patrocinio de Cobo, ante la Justicia Federal, fue claramente una jugada política disfrazada de legalidad.

Sin embargo, la causa fue rechazada por la fiscalía federal y girada al fuero provincial, dejando al descubierto el carácter político y endeble del reclamo. Lejos de respaldarlos, Alberto retiró el apoyo y comenzó a maniobrar para que Andrea Quiroga no jure como concejal, a pesar del resultado electoral.

¿Por qué ahora?

Fuentes cercanas al entorno de Frontera y del oficialismo provincial interpretan el movimiento de Rodríguez Saá como una estrategia de preservación propia: el exgobernador no quiere quedar vinculado públicamente con una operación judicial fallida y teme que el costo político lo alcance. Cobo dejó de ser útil, y ahora es incómodo.

Pero el trasfondo es más profundo: se busca bloquear toda expresión política que no responda directamente al núcleo de control de Rodríguez Saá, incluso aquellas que, como MOCOMER, actuaron como herramientas tácticas.

El patrón: usar y traicionar

La historia política de San Luis ofrece numerosos ejemplos de este modus operandi. Rodríguez Saá ha cultivado durante décadas una lógica de lealtad vertical, basada no en la construcción colectiva, sino en la obediencia utilitaria. Cuando un actor político deja de cumplir ese rol, simplemente es reemplazado o anulado. Las historia lo confirma desde Oraldo Britos y Pedro Maranguello en adelante….

Hoy le tocó a Carlos Cobo y Andrea Quiroga, como antes les tocó a intendentes, legisladores, jueces, periodistas e incluso miembros de su propia familia política como el Adolfo que lo saco como perro del PJ.

Conclusión: el albertismo se devora a sus propios alfiles

La caída de Cobo y el veto a Quiroga revelan la crisis estructural del albertismo residual. Ya no es un proyecto político; es una estructura en retirada que solo actúa por reflejo de conservación. Pero cada vez que se cierra un capítulo de traición, se abre otro de resistencia.

El intendente Frontera, que fue blanco de estas maniobras, sale fortalecido. La verdad terminó imponiéndose: la denuncia fue infundada, el respaldo se evaporó y el operador quedó solo.

Y en San Luis, una vez más, se confirma el principio: con Alberto, todos son prescindibles.

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