Cristina moviliza, pero no revierte: tras la marcha, Milei sigue firme y la grieta se profundiza

Cristina moviliza, pero no revierte: tras la marcha, Milei sigue firme y la grieta se profundiza

La masiva movilización que se desarrolló en Buenos Aires y otros puntos del país en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner tuvo un fuerte impacto simbólico, mediático y emocional. Sin embargo, los primeros relevamientos muestran que la reacción mayoritaria del electorado argentino no viró sustancialmente a favor de la expresidenta. Por el contrario, el presidente Javier Milei mantiene una aprobación sólida y la polarización política se profundiza.

Las encuestas: repunte simbólico pero sin giro electoral

Según datos de las consultoras Trespuntozero y CB Consultora, posteriores a la movilización, Cristina Fernández mostró un leve ascenso en su imagen positiva, pasando del 36 % al 40 % en algunos sondeos. Además, creció el porcentaje de personas que podrían votarla, con picos del 43 % en escenarios hipotéticos.

Pero la figura de Milei no se ve debilitada. Su imagen positiva oscila entre el 50 % y el 53 %, y los niveles de aprobación de su gestión nacional siguen estables. Incluso en un escenario de balotaje, el presidente conserva una amplia ventaja frente a cualquier figura kirchnerista.

Un estudio de Opinaia revela que el 58,8 % de la población considera a Cristina culpable en la causa judicial que derivó en su condena, mientras que solo el 33,5 % la considera inocente. El mismo informe muestra que la marcha no logró modificar esa percepción mayoritaria.

La reacción del país: movilización militante, polarización ciudadana

La marcha por Cristina fue masiva. Multitudinaria. Y también, intensamente emocional. Fue una respuesta visceral de un núcleo político que se siente perseguido, proscripto y excluido, y encontró en las calles su forma de resistencia.

Sin embargo, la Argentina profunda, esa que no se moviliza pero sí vota, no pareció conmoverse. El fenómeno de Javier Milei, aunque resistido por los sectores movilizados, continúa siendo visto por amplios sectores como una oportunidad de cambio estructural, incluso en medio del ajuste.

Cristina: liderazgo resistente, techo intacto

La figura de la expresidenta no pierde su capacidad de movilizar. Su liderazgo en el peronismo sigue firme. Pero no crece más allá de su núcleo duro. Lo ocurrido refleja una fidelidad absoluta, pero también un techo electoral persistente.

Milei, en cambio, no despierta el fervor de las marchas, pero sostiene el respaldo de una mayoría silenciosa que aún no ha encontrado motivos contundentes para desertar.

Conclusión: dos países, dos liderazgos, una grieta intacta

La Argentina sigue partida. La marcha por Cristina fue una muestra de músculo y narrativa, pero también la confirmación de un límite: mueve pasiones, pero no mayorías.

Javier Milei, con su estilo disruptivo, sigue dominando la escena política y conserva su capital político. Cristina resiste, y con ella, una memoria militante que no claudica, pero tampoco logra reconquistar el centro social.

Mientras tanto, el país sigue caminando sobre la cornisa de una polarización sin puentes. Y el 2025 se perfila como una nueva batalla entre dos formas de entender la política… y el poder.

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