De la Biblia como “ciencia ficción” a posar con el Obispo: la hipocresía de Rodríguez Saá no conoce límites

De la Biblia como “ciencia ficción” a posar con el Obispo: la hipocresía de Rodríguez Saá no conoce límites

En la política todo puede cambiar. Menos los archivos. Y en el caso del exgobernador Alberto Rodríguez Saá, esos archivos lo exponen con una claridad brutal. El mismo dirigente que alguna vez se jactó de decir que “no cree en Dios, ni en la Iglesia”, y que calificó a la Biblia como “un libro de ciencia ficción”, hoy reaparece en una puesta en escena junto al obispo Gabriel Barba, para lamentar públicamente la muerte del Papa Francisco.

 La foto que circula en medios provinciales muestra a Rodríguez Saá sentado junto al obispo en tono de recogimiento y solemnidad, como si no tuviera historia. Como si su vínculo con la Iglesia no hubiera estado marcado por el conflicto, la burla y la descalificación.

 Cuando el archivo incomoda

No es una interpretación ni una exageración: en el año 2001, en una entrevista radial que generó repercusiones nacionales, Rodríguez Saá se autodefinió como ateo y sentenció sin filtros que “la Biblia es ciencia ficción”. Esa declaración, sumada a otras actitudes hostiles hacia la comunidad católica, provocaron un duro enfrentamiento con el entonces obispo Jorge Lona, quien lo acusó públicamente de promover una campaña de desprestigio contra la Iglesia.

En sus años de poder absoluto, Rodríguez Saá no dudó en marginar a sectores religiosos, ningunear la fe del pueblo y enfrentarse con prepotencia a todo lo que no encajara con su visión autoritaria de la provincia.

 ¿Cambio de corazón o cálculo político?

Ahora, en pleno ocaso de su carrera política, lo vemos intentando mimetizarse con valores que desprecia, acercándose con solemnidad impostada al mismo altar que despreciaba. El fallecimiento del Papa Francisco —una figura profundamente ligada a la justicia social y a los valores del peronismo— se transformó para él en una oportunidad mediática para aparecer en un terreno que siempre rechazó.

La pregunta es inevitable: ¿Estamos ante una conversión espiritual auténtica o ante una jugada oportunista para recuperar legitimidad en medio de su derrumbe político?

 Un insulto a la memoria y al pueblo creyente

La contradicción no es solo política: es moral. Porque en una provincia donde la fe popular y la religiosidad son parte profunda del entramado social, que un dirigente se haya burlado abiertamente de esas creencias, y hoy aparezca en fotos abrazando a la Iglesia, no puede más que generar rechazo, indignación y vergüenza ajena.

La muerte del Papa Francisco, el primer pontífice argentino de la historia, no merece ser utilizada como escenario para lavar culpas ni para fabricar gestos vacíos.

 La coherencia no se improvisa

Mientras una nueva generación política —como la que representan Cristian Gurruchaga, Nicolás González Ferro, Fernando Revello, Mauro Sabatini,  Luis Giraudo y Maxi Frontera liderando la nueva generación— habla de respeto, inclusión, convicción y valores, Rodríguez Saá intenta reescribir su pasado con una foto forzada y fuera de contexto.

Pero el pueblo de San Luis tiene memoria. Y sabe que quien despreció la fe en su momento de poder, no puede invocarla hoy como salvación política.

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