Diego González le activa la cuenta regresiva a Alberto Rodríguez Saá: “Los perdedores no pueden seguir conduciendo el Partido Justicialista. Es tiempo de renovar, y para que eso suceda, Alberto se tiene que ir”

Diego González le activa la cuenta regresiva a Alberto Rodríguez Saá: “Los perdedores no pueden seguir conduciendo el Partido Justicialista. Es tiempo de renovar, y para que eso suceda, Alberto se tiene que ir”

Por Gustavo Thompson.

Hay frases que no se olvidan. Algunas, por lo que dicen. Otras, por lo que despiertan. Diego González, con precisión quirúrgica, acaba de dejar una marca en la política puntana y nacional: “No podemos dejar el PJ en manos de los perdedores. Alberto se tiene que ir.” No es solo una opinión. Es una declaración de principios. Es el principio del fin.

Porque no se trata solo de Alberto Rodríguez Saá. Se trata de toda una generación política que ha gobernado la Argentina durante los últimos 40 años, enquistada en el poder, repitiendo los mismos errores, blindada por privilegios, ajena a las derrotas populares, pero aferrada a los sellos, las estructuras y los recursos del Estado como si fueran una herencia dinástica.

Y en esa lógica perversa, los octogenarios que protagonizaron la decadencia argentina se niegan a dar un paso al costado, se reciclan como si el tiempo no pasara, como si el pueblo no hablara. Pero el pueblo habló. Y en San Luis, habló fuerte.

En las últimas elecciones, el pueblo le dio la espalda a Rodríguez Saá de manera contundente, como pocas veces se ha visto en la historia electoral de la provincia. Villa Mercedes, San Luis capital, Pueyrredón… todos dijeron basta. Y sin embargo, el caudillo envejecido insiste en sostener el control del Partido Justicialista como si nada hubiera pasado, como si el PJ le perteneciera.

No. El PJ no es de los Rodríguez Saá. El PJ no es de los que perdieron y ni siquiera tienen la humildad de hacer autocrítica. El PJ es del pueblo. Y el pueblo merece un partido conducido por mujeres y hombres con ideas nuevas, con energía, con visión de futuro, no con las mañas del pasado.

Diego González fue valiente. Fue claro. Y sobre todo fue justo. Dijo lo que muchos piensan pero pocos se animan a decir: la renovación no es una opción, es una obligación moral y política. Y esa renovación solo es posible si Alberto se va.

Lo que está en juego no es una interna partidaria. Lo que está en juego es la credibilidad del peronismo, su capacidad de reinventarse, de reconectarse con los sueños y las urgencias del presente. No hay futuro con quienes se creen eternos. No hay justicia social con dirigentes que solo defienden su historia personal.

Es tiempo de recambio. De liderazgo joven. De audacia. De verdad. Basta de eternos. Basta de feudos. Basta de políticos que no pisan la calle, no escuchan al pueblo y no entienden el tiempo que viven.

Como Gustavo Thompson, como peronista, como ciudadano, aplaudo la voz de González y me sumo a ella con convicción: Alberto, tu tiempo terminó. No por edad, sino por fracaso. Por desconexión. Por soberbiam, autoritarismo e impunidad absurda.

Y si verdaderamente alguna vez amaste al movimiento que decís encarnar, demostralo y andate. Porque el PJ no puede seguir siendo rehén de quienes perdieron todo, menos la ambición.

Entrada anterior «Alberto se tiene que ir»: Diego González exige una nueva conducción en el PJ de San Luis
Entrada siguiente El peronismo de San Luis está vivo. Pero para que vuelva a caminar, Alberto se tiene que bajar.