Villa Mercedes – La gestión de Maximiliano Frontera al frente del municipio de Villa Mercedes ha logrado consolidarse no solo por su capacidad de ejecución, cercanía con la ciudadanía y planificación a largo plazo, sino también por un fenómeno político que comienza a hacerse evidente: su crecimiento sostenido genera incomodidad en diversos sectores del escenario provincial.
En las últimas semanas, distintos episodios han puesto en evidencia el malestar que Frontera genera en sectores de la oposición y en espacios políticos acostumbrados a operar en las sombras. La exposición pública del intendente –quien fue invitado a disertar en la I Cumbre Regional sobre Participación Ciudadana y se prepara para representar a Villa Mercedes en una cumbre de carácter internacional– ha elevado su perfil como líder con proyección regional y nacional.
Ese ascenso, sin embargo, parece activar viejas lógicas del poder: operaciones mediáticas, rumores infundados y hasta intentos de empañar su imagen con hechos que, lejos de salpicarlo, terminan exponiendo la desesperación de sus detractores. Así ocurrió recientemente con la versión de una supuesta intoxicación masiva en comedores comunitarios, que rápidamente fue desmentida por los médicos del Policlínico Regional. El caso del niño internado –atribuido erróneamente a salmonella– resultó ser una peritonitis apendicular sin ninguna relación con alimentos servidos por la comuna.
El trasfondo de estas maniobras parece claro: no le encuentran nada para cuestionarlo seriamente, y ante la imposibilidad de discutirle la gestión, buscan sembrar dudas y caos. Pero los errores se pagan. El costo de estas operaciones no lo paga el intendente, que sale indemne, sino la comunidad mercedina, que es sometida a estados de alarma innecesarios, manipulación informativa y desconfianza institucional.
Frontera, por su parte, mantiene su estrategia de cercanía con los vecinos, trabajo territorial, planificación a futuro y diálogo con todos los sectores. Su figura, lejos de erosionarse, se fortalece. Tal como él mismo lo señala: “En Villa Mercedes hay otra forma de hacer política. Acá se construye, se escucha y se actúa”.
El mensaje es claro: frente a las viejas prácticas, Villa Mercedes eligió caminar un nuevo rumbo. Y ese rumbo tiene nombre y apellido. A muchos les molesta. A la sociedad, no. A la sociedad, le representa.