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Por Gustavo Thompson
En una entrevista cargada de emociones, reflexiones y definiciones políticas junto a Alberto Trombetta en San Luis Streaming, el intendente de Villa Mercedes, Maximiliano Frontera, consolidó un perfil que ya no puede ser ignorado: el de un líder que, más allá de la gestión diaria, está a un paso de alcanzar la trascendencia histórica. Esa condición que, como se analizó recientemente, no ha logrado ningún intendente posdemocrático en la ciudad.
Desde su contacto diario con las juventudes en el Palacio de los Deportes hasta la presentación inminente del Plan Estratégico 2040 para Villa Mercedes, Frontera demostró que no sólo escucha, sino que sistematiza el sueño colectivo en un plan de acción concreta. Los jóvenes no le piden dinero, dijo Frontera, sino herramientas: salones, premios, infraestructura, espacios para crear y compartir. “Eso emociona y enseña”, remarcó.
Pero más allá de la gestión, el intendente tomó una definición clave: cada día que pasa es un día menos que soy intendente, dijo, no como despedida, sino como reafirmación de su compromiso con el presente. En un contexto nacional e internacional convulsionado, Frontera eligió referirse al legado del Papa Francisco como modelo de humildad, unidad y construcción. El homenaje no fue casual: Frontera busca ser unificación, no fragmentación.
En ese marco, también reafirmó su respaldo al gobernador Claudio Poggi, definiendo su relación como “de coherencia, respeto y sentido común”, y recordando que Villa Mercedes siempre ha dado más de lo que recibió. La defensa de la dignidad local se transformó en eje de su relato: “Mercedes se respeta”.
El punto más alto de la entrevista llegó cuando se refirió al nuevo Plan Estratégico 2040, elaborado con la participación de colegios profesionales, cámaras, clubes y vecinos. En ese documento se define a Villa Mercedes como ciudad cultural, universitaria, sustentable y turística, y se prevé la reforma del código urbano vigente desde la dictadura. Una verdadera refundación planificada.
Con obras que no se detienen – 70 cuadras de pavimento, nuevos SUM, recambio de cañerías, iluminación LED, más servicios sociales y un polideportivo en el Lago –, Frontera no deja dudas de que gobierna con hechos. Pero lo que lo diferencia es el tono humano de su liderazgo: humanizó la política, no desde el marketing, sino desde la calle.
“No hay que ver fantasmas”, dijo. “Si uno hace las cosas bien, la gente elige. Si las hace mal, no.” Y completó con una frase que emociona y define su concepción de poder: “Quien llega arriba pisando cabezas, cuando caiga se va a encontrar con todas esas cabezas. Yo quiero poder caminar por la calle con la frente en alto”.
Maxi Frontera está en su mejor momento. Pero más aún, está frente a una oportunidad irrepetible: crear un nuevo símbolo que unifique el alma de una ciudad que creció un 400% en cuatro décadas, y que necesita nuevos hitos. La propuesta de lanzar la Fiesta Nacional del Río Quinto puede ser el gesto fundacional que lo eleve al lugar que nadie ocupó desde Justo Daract o Alfonso y Zavala.
Trascender está al alcance de su mano. Entrar depende de él.