Las Elecciones en Buenos Aires inclinan la balanza a Milei rumbo a Octubre

Las Elecciones en Buenos Aires inclinan la balanza a Milei rumbo a Octubre

Por Gustavo Thompson.

El resultado: un voto emocional de castigo

El triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires no debe interpretarse como un regreso de la esperanza en ese espacio, sino como una expresión emocional de castigo a Milei. La neuro-política explica que los votantes rara vez deciden en frío, como economistas racionales: deciden en caliente, con el cerebro límbico, respondiendo a la bronca, el miedo o la frustración.
En este caso, la bronca hacia el deterioro económico y social de los últimos meses se canalizó contra Milei, pero no se tradujo en amor al peronismo. Fue más bien una reacción de supervivencia: “esto me duele, necesito frenar el golpe ahora”.

El recuerdo emocional: Adolfo en 2017

El paralelismo con Adolfo Rodríguez Saá en 2017 es clave. Cuando Adolfo perdió y pidió perdón públicamente, activó un recurso emocional de empatía: se mostró humano, derrotado pero sincero, y pidió no golpear más porque su familia sufría (absolutamente guionado por talentos puntanos). Esa apelación al sentimiento familiar fue percibida como un acto de humildad que humanizó su derrota.
Milei, en cambio, nunca pidió perdón ni reconoció los costos emocionales que su estilo genera. Su narrativa es siempre de confrontación y superioridad, y eso deja a muchos votantes sin la descarga emocional que esperan de un líder en crisis, a pesar de ello, Milei ganrá en Octubre porque la sociedad Argentina rechaza al kichnerismo y a la generación octogenaria.

El cerebro político del votante: la “última ficha”

Hoy, Milei se mantiene como lo menos peor, no como una opción amada. Desde la neurociencia política, esto es la lógica de la “última ficha”: el votante sostiene a un candidato aunque ya no crea en él, solo porque el miedo al regreso del kirchnerismo pesa más que la bronca hacia la decepción actual.
Es decir, Milei ya no despierta entusiasmo, solo retiene votos porque encarna el único dique frente a lo que muchos consideran el “peor escenario”: el regreso pleno del peronismo-kirchnerismo.

El riesgo de Milei

La neuro-política advierte: cuando un líder pierde la conexión emocional positiva con sus votantes y solo sobrevive por miedo al adversario, su tiempo político está contado. El apoyo se vuelve frágil, volátil y puede quebrarse con cualquier hecho inesperado. El pueblo argentino votará en octubre con resignación, no con convicción. Y esa es la grieta emocional más peligrosa para Milei.

Conclusión:
El voto en Buenos Aires fue un mensaje cerebral y visceral a la vez: “no te queremos, pero tampoco queremos volver atrás”. El peronismo ganó, pero no recuperó amor. Milei sigue en pie, pero sin fe popular. Octubre será el momento en que la sociedad decida si aún apuesta su “última ficha” al libertario o si lo abandona en busca de otro camino.

Esta realidad porteña y nacional bajado a la provincia de San Luis nos propone una escenario diferente pero, lo dejamos para otro análisis. jejeje

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