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– Discurso por cadena nacional presentando el Presupuesto 2026. Enfatiza equilibrio fiscal, superávit, disciplina económica.
– Afirmó que “el rumbo está escrito en piedra”. Que la recuperación económica llevará tiempo, pero que espera crecimientos ambiciosos si se llevan adelante las reformas.
– Mensaje calma en forma (breve, más sobrio) pero fuerte en contenidos: no volver al pasado, no “receta keynesiana”, críticas a gastos “excesivos” del estado, defensa de la austeridad.
Reacción en redes sociales
Apoyo
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Su núcleo duro de seguidores lo respalda bastante, cita frecuente de libertad económica, derechos individuales, reducción del Estado.
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Personas que comparten su visión de que hubo muchos años de populismo, deuda, inflación descontrolada, ven en Milei alguien que “rompe estructuras”.
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En redes de ideología libertaria, conservadora, el discurso se celebra como coherente, firme, necesario.
Rechazo / críticas
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Alto nivel de rechazo general: según Monitor Digital, su último mensaje presidencial generó unas 83.300 menciones en redes sociales, con ~80% de rechazo.
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Muchos usuarios critican lo que llaman “las consecuencias sociales” de las políticas económicas: inflación, pobreza, desigualdad.
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Se acusa al discurso de frío, distante, poco empático con los sectores más vulnerables.
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También críticas por lo que se percibe como falta de transparencia, uso de cadenas nacionales como herramienta propagandística.
En los medios y el arco político
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Algunos medios resaltan que cadenas como ésta ya no tienen la capacidad de marcar agenda como al comienzo del gobierno.
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Diversos partidos opositores salieron a cuestionar: dicen que Milei promete sin mostrar resultados concretos, que el precio del ajuste recaerá sobre los que menos tienen.
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Entre los aliados o quienes simpatizan hay elogios: lo ven firme, constante, alguien que cumple su promesa de “equilibrio”, lo estiran como ejemplo de “coherencia” política.
Percepciones que emergen
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Desgaste discursivo: el estilo del Presidente, que al inicio generaba impacto, parece perder algo de frescura. Las cadenas nacionales ahora generan menos interacción y más crítica.
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Polarización más marcada: las redes están divididas, los discursos de apoyo están muy agudizados entre quienes están convencidos, mientras que para los críticos cualquier detalle sirve para desacreditar.
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Demanda de resultados: la población cada vez exige más pruebas de que su política económica funciona (reducción de pobreza, inflación, estabilidad), no solamente promesas.
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Cansancio social / emocional: algunos sienten que el discurso económico, aunque necesario, no alcanza para mitigar el malestar cotidiano (precios, servicios, inseguridad).
Riesgos para Milei
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Si las reformas tardan en dar resultado (en inflación, empleo real, suba de ingresos), puede perder parte del respaldo popular que esperaba paciencia.
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Que el discurso sobrio se traduzca en percepción de que “no escucha” a los ciudadanos: poco empatía podría costarle.
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Que se acumulen conflictos institucionales (con el congreso, provincias, sindicatos, etc.) si la rigidez fiscal se aplica sin compensaciones sociales mínimas.
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Que opositores capitalicen el desgaste discursivo y lo presenten como un dirigente rígido, sin mirada social.
El discurso de Milei está siendo tomado con mezcla de aprobación y alerta. Hay apoyos fuertes entre quienes comparten sus diagnósticos sobre el Estado, la inflación y el déficit; pero también hay críticas crecientes por el impacto social, la urgencia de resultados y la percepción de distancia de los problemas cotidianos. El momento es clave: si logra mostrar avances concretos, puede afianzarse; si no, el desgaste podría acelerar.