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Por Gustavo Thompson.
Este jueves, mientras desde los sectores más oscuros del justicialismo puntano se impulsaba una nueva denuncia penal contra el gobernador Claudio Poggi, algo muy distinto ocurría en el corazón político y productivo de la provincia. En Villa Mercedes, Poggi era recibido por el intendente Maximiliano Frontera en un clima de absoluta armonía, unidad y fortaleza institucional.
La denuncia —presentada por el diputado nacional Ernesto “Pipi” Alí— acusa al gobernador de malversación de fondos públicos por la declaración de emergencia financiera en diciembre de 2023. Pero lo verdaderamente insólito no es solo el contenido de la acusación, sino quién la formula y desde qué lugar lo hace. Alí responde al sector que conduce Alberto Rodríguez Saá, el mismo que dejó a San Luis con un déficit de más de 125 mil millones de pesos, con reservas en dólares casi vaciadas, y una administración plagada de denuncias por corrupción, clientelismo, contratos truchos, subsidios discrecionales y obras con sobreprecios.
¿Qué autoridad moral tiene este sector para hablar de malversación de fondos? La sociedad sanluiseña ya no se deja engañar por estas puestas en escena. La denuncia de Alí no es más que una tomada de pelo, una falta de respeto a la memoria reciente de un pueblo que vivió en carne propia el saqueo institucional más vergonzoso de los últimos tiempos.
Mientras tanto, la verdadera política ocurría en Villa Mercedes. Allí, Poggi y Frontera encabezaron actos públicos, compartieron escenarios, intercambiaron gestos de unidad, bajadas de línea potentes, y reafirmaron una relación política que se consolida día a día. La postal fue clara: dos líderes responsables, comprometidos, con proyectos convergentes, dialogando frente a su pueblo sin esconderse ni especulando como lo hacen los atrincherados y OKUPAS del PJ San Luis que han prácticamente destrozado el peronismo de San Luis y lo siguen limando ciegos, obtusos, soberbios e impunes.
Lo ocurrido en Villa Mercedes no es un dato menor. Por el contrario, se ha transformado en un símbolo poderoso: en tiempos de crisis y de ataques sistemáticos por parte de quienes ya no representan a nadie, la ciudad se erige como la espada del Rey Arturo, el escudo más firme del gobierno provincial, la defensa política más leal y coherente que tiene hoy Claudio Poggi. Poggi tiene un acuerdo multisectorial llamado CONVERGENCIA, son muchas las expresiones políticas que la componen, Poggi es sistemáticamente atacado y brilla la ausencia de apoyo público salvo Villa Mercedes a través del Intendente Frontera.
Esta comunión entre el gobernador y el intendente no sólo tiene un valor institucional, sino que también marca el camino de la política que viene: una política de respeto, diálogo, desarrollo y responsabilidad, alejada del barro judicial y de las operaciones mediáticas que solo buscan destruir. Hay un sendero que se esta arando a pasos de vencedores con un relato que escribe Villa Mercedes dejando un antecedente diario de coherencia, palabra y lealtad, llegará el tiempo de siembra y cosecha, Villa Mercedes sueña y trabaja para ser parte porque en política no es solo defender y dar, el ida y vuelta es un valor del PODER que debe cumplirse con los que merecen. Si los hombres tratan de olvidar este principio, podemos dar por seguro que la historia se escribe a fuego y los sanluiseños lo van a saber.
Villa Mercedes no especula. Villa Mercedes no traiciona. Villa Mercedes respalda. Y cuando lo hace, lo hace con CERTEZA, lo hace con toda su historia, su potencia, su corazón y su convicción.
En definitiva, mientras algunos pretenden judicializar la gestión para condicionar al gobernador, la segunda ciudad de la provincia le recuerda a todos que el futuro se construye con coraje y lealtad, no con denuncias vacías ni con nostalgias del poder perdido.
