Peronismo bajo tensión en San Luis: ¿dedocracia o renovación verdadera?

Peronismo bajo tensión en San Luis: ¿dedocracia o renovación verdadera?

por Gustavo Thompson.

San Luis atraviesa un momento definitorio en la historia política del peronismo local. Con un Partido Justicialista presidido por Alberto Rodríguez Saá, que arrastra derrotas electorales consecutivas y una conducción cerrada, verticalista y sin autocrítica, las bases, dirigentes de segunda y tercera línea, e incluso sectores sociales se hacen una pregunta crucial: ¿Quién y cómo decidirá las candidaturas de octubre?

La falta de autocrítica por parte de la actual conducción partidaria es alarmante. Mientras los resultados son cada vez más contundentes en contra del oficialismo peronista (Partido Justicialista) —basta ver las últimas elecciones en Villa Mercedes, donde la derrota fue histórica—, Alberto Rodríguez Saá sigue sin ceder ni un milímetro de poder partidario, bloqueando cualquier posibilidad de apertura, debate o renovación.

El PJ de San Luis parece hoy más un feudo enfermo que un movimiento. La estructura partidaria ha sido vaciada de debate interno, reemplazada por el dedo omnipresente de un «líder» octogenario que insiste en nombrar candidatos sin consultar a las bases ni permitir procesos democráticos internos, el personaje se sienta al frente solo, habla y se contesta solo y solo se rodea de inservibles aplaudidores, nadie se anima cuestionar al dictador armado con cebita. Este dedazo constante no solo ahuyenta a los militantes más comprometidos, sino que aniquila la posibilidad de construir nuevos liderazgos genuinos, que surjan desde abajo, con vocación, ideas y legitimidad popular.

¿Interna abierta o imposición autoritaria?

El gran interrogante que recorre las mesas políticas del peronismo puntano es claro:
¿Habrá interna abierta y democrática que permita elegir a los mejores hombres y mujeres del justicialismo, o se repetirá la lógica perversa del dedo y la obediencia ciega?

Los sectores más lúcidos del peronismo saben que la única salida posible es la renovación. Que los liderazgos reales no se imponen: se construyen en el territorio, en el trabajo cotidiano, en la escucha, en la empatía con una sociedad que ya no tolera más soberbia ni autoritarismo.

Villa Mercedes marca el camino

Desde Villa Mercedes, donde la derrota del oficialismo fue aplastante, se empieza a escuchar cada vez más fuerte un clamor: “Los perdedores no pueden seguir conduciendo el PJ”. Referentes como Diego González ya lo han dicho sin eufemismos, abriendo el debate sobre una necesaria reconfiguración del peronismo provincial.

La ciudadanía está harta de listas cerradas, de nombres reciclados, de acuerdos de cúpula que solo favorecen a los mismos de siempre. San Luis necesita un justicialismo renovado, con reglas claras, internas transparentes y una conducción que represente los intereses del pueblo y no los caprichos personales de un dirigente que se niega a dar un paso al costado.

El tiempo se acaba

El peronismo de San Luis tiene una oportunidad histórica de demostrar que aprendió de sus errores. Pero si vuelve a tropezar con la misma piedra, si persiste en la dedocracia, el aislamiento y el autoritarismo, el resultado será el mismo: otra derrota anunciada que solo beneficiará a una persona, al dictador que usa a todos de pelotudos para llegar solo él..

Los dirigentes de base, la militancia, la juventud, las mujeres, los barrios… todos deben alzar la voz. El PJ no es propiedad de una sola persona. Y San Luis no puede esperar otros cuatro años para sacudirse de encima a quienes confunden el poder con el control absoluto.

La pregunta ya no es si Alberto Rodríguez Saá se tiene que ir.
La verdadera pregunta es:
¿El peronismo de San Luis está dispuesto a recuperar su dignidad?

Entrada anterior El peronismo de San Luis está vivo. Pero para que vuelva a caminar, Alberto se tiene que bajar.
Entrada siguiente Villa Mercedes fortalece su identidad: “La Confianza” como símbolo de un sueño que continúa