Por Gustavo Thompson.
En tiempos donde la política pierde afecto y la ciudadanía exige autenticidad, Villa Mercedes emerge como un faro de identidad, orgullo y pertenencia. Bajo el liderazgo de su intendente Maximiliano Frontera, con su ya emblemático lema —“Primero Villa Mercedes, segundo Villa Mercedes y tercero Villa Mercedes”—, la ciudad ha comenzado a trazar una línea firme en defensa de lo propio: su gente, su cultura, sus instituciones y su destino.
Esa declaración, lejos de ser un eslogan vacío, ha comenzado a generar un efecto profundo en el corazón colectivo de los mercedinos. Se reactiva el sentido de pertenencia. Se despierta la memoria del ninguneo histórico. Se enciende la defensa de lo genuinamente local frente a todo intento —velado o explícito— de relegar a Villa Mercedes a un rol secundario.
El caso Ratón Pérez Eventos: mucho más que picadas
El conflicto actual con Ratón Pérez Eventos, una organización nacida en Villa Mercedes con proyección nacional, vuelve a poner a prueba ese espíritu localista. Impedirle continuar con sus actividades en el Autódromo La Pedrera, sin diálogo, sin argumentos sólidos y con una clara inclinación a favor de propuestas originadas en la capital provincial, no es solo una injusticia deportiva: es un nuevo acto de centralismo que la ciudad ya no está dispuesta a tolerar.
Esta no es una defensa corporativa de un grupo de pilotos. Es una defensa cultural, económica y simbólica de una ciudad que se sabe capaz, que ha demostrado talento organizativo, que genera eventos de calidad y que quiere —con derecho propio— ocupar su lugar en el mapa grande de San Luis.
Gobernador Poggi: entre el centralismo heredado y el federalismo prometido
Claudio Poggi llegó al poder con la promesa de encarnar un nuevo tiempo, superador, equilibrado, justo. Una provincia federal, con oportunidades reales para cada región, sin privilegios territoriales ni apellidos con corona. Pero el caso de Ratón Pérez demuestra que el viejo centralismo —esa cultura octogenaria impuesta durante décadas desde la capital— sigue viva.
Esa herencia no es solo una forma de gobernar: es una forma de mirar. Y mientras se siga mirando a los capitalinos como ciudadanos de primera y a los del interior como extras del reparto, el verdadero federalismo seguirá siendo una promesa vacía.
Hoy, Villa Mercedes no pide favores. Exige respeto. Exige igualdad. Exige que el gobierno de la provincia deje de premiar la cercanía geográfica o política, y comience a valorar la gestión, el impacto y la identidad.
El futuro político se define en los gestos
Gobernador Poggi: su liderazgo, su credibilidad, e incluso su proyección futura se miden en decisiones como esta. Abandonar el centralismo no es debilidad: es madurez democrática. Y federalizar no significa repartir migajas, sino abrir puertas, habilitar diálogo y dejar que cada ciudad florezca con lo que tiene y lo que es.
Villa Mercedes ya está de pie. Lo está su gente. Lo está su identidad. Lo está su historia. Y hoy le habla con claridad: no quiere más ser espectadora de un guión escrito desde la capital. Quiere protagonizar su propio futuro.
Ratón Pérez Eventos es solo un ejemplo. Pero es también una oportunidad: la de demostrar que se gobierna con igualdad, con escucha y con la mirada puesta en toda la provincia, no solo en los edificios de la avenida Illia.
El futuro de San Luis se juega en estas decisiones. Y también, quizás, la historia política de quien las tome.