SAN LUIS, EL SÍNDROME DE LA BANDERA FALSA

SAN LUIS, EL SÍNDROME DE LA BANDERA FALSA

Por Gustavo Thompson.

San Luis quedó en el ojo de una tormenta que, lejos de ser casual, tiene la firma de manuales de inteligencia. Lo que estamos viendo no es política doméstica, ni siquiera una mera interna: es la estrategia clásica de la bandera falsa, aplicada con precisión quirúrgica contra la figura del gobernador Claudio Poggi.

La secuencia habla sola. Bajadas aéreas sin explicación, operativos montados con torpeza, filtraciones que no parecen improvisadas y una narrativa que busca instalar, a cualquier costo, que Poggi es el nuevo socio libertario del Gobierno nacional. Se trata de un libreto viejo en los servicios de inteligencia: construir el escenario, manipular las piezas y dejar a un actor político expuesto, aislado y sin margen de maniobra.

El rol de Carlos DAlessandro

En medio de esta operación, el nombre que emerge como chivo expiatorio es el de Carlos DAlessandro. Se lo acusa, se lo demoniza, se lo quiere mostrar como pieza clave de un engranaje que, en realidad, se diseñó mucho más arriba. Mientras en San Luis algunos aseguran que DAlessandro responde a Rodríguez Saá, lo cierto es que los movimientos llevan el sello de la INTELIGENCIA y no de un dirigente local.

DAlessandro es, más bien, el “tero profesional” en esta jugada: grita en un lado para que la atención se corra, mientras la verdadera trampa se tiende en otro. La pregunta de fondo no es si opera o no para Rodríguez Saá, sino si finalmente, en el Congreso, acompañará el veto o lo rechazará. Ese será el punto de quiebre, el lugar donde quedará blanqueada su verdadera posición.

Poggi, desnudo en la escena nacional

El gobernador Poggi no imaginó que caería en semejante emboscada. Su capital político se consolidaba en San Luis, pero hoy queda expuesto como un gobernador libertario, con dos nombres que responden a su círculo directo en la cabeza de las listas: Mónica Becerra y Andrés Vallone.

La operación no deja espacio para la duda: se trata de vincular de manera directa a Poggi con la estrategia libertaria nacional, anular su juego autónomo y condicionar su proyección. El costo político es alto: incomodidad en Villa Mercedes, desconfianza en su entorno y la certeza de que, más allá de los discursos, la inteligencia nacional jugó fuerte para arrinconarlo.

El trasfondo: bandera falsa

Así actúa el manual de la bandera falsa: se monta el operativo, se inventan los vínculos, se distribuyen responsabilidades falsas y se deja al blanco expuesto. La Nación exhibe a un gobernador provincial como pieza libertaria sin que éste lo haya buscado. En el tablero grande, la jugada es brutal: instalar a Poggi como engranaje del mileísmo, y al mismo tiempo quebrar los equilibrios internos de San Luis.

La política local puede discutir nombres, pero lo que está en juego es más grave: la capacidad del poder central de operar sobre los liderazgos provinciales, quebrando lealtades, dinamitando confianzas y exponiendo debilidades.

 Esta nota desnuda el hecho central: no se trata de una interna partidaria, sino de una operación de inteligencia nacional con el objetivo de condicionar a Poggi y usar a DAlessandro como fusible, ponele.

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