El video de poco más de un minuto en el que Alberto Rodríguez Saá acusa falsamente de “traidores” a los diputados Cristian Gurruchaga y Nicolás González Ferro no solo expone el ocaso de una figura política envejecida en su relato, sino también la desesperación de un liderazgo que ya nadie sigue, frente al crecimiento firme y auténtico de otro que sí emociona y convoca: el de Maximiliano Frontera.
Sí, Maxi Frontera es hoy el nuevo eje de la política sanluiseña, y eso es lo que Rodríguez Saá no puede digerir. Porque ya no hay lugar para mandones de escritorio ni discursos vacíos. Hay lugar para dirigentes con calle, gestión y palabra. Y eso lo representa Frontera, a quien estos jóvenes diputados eligieron defender incluso a costa de romper con estructuras obsoletas.
Gurruchaga y González Ferro: leales a Frontera, valientes ante el poder
Lo que los diputados Gurruchaga y González Ferro hicieron no fue traición: fue valentía política, coherencia generacional y, sobre todo, lealtad al conductor que no los usó, sino que los formó y los potenció. Decidieron dejar atrás la mentira organizada del rodriguezsaaísmo, y se plantaron como parte de una nueva mayoría legislativa bajo el nombre Acuerdo del Interior, dejando sin mayoría al exgobernador, que reaccionó con insultos y desinformación.
Fueron ellos, junto a Frontera, quienes dijeron basta a los ataques sistemáticos contra Villa Mercedes orquestados desde el diario que lleva décadas operando como la oficina de prensa del odio rodriguezsaaísta.
Y no es casual que el odio de Alberto siempre apunte a la ciudad que más le dio. Porque si algo enseña la historia, es que ni Adolfo ni Alberto podrían haber sido lo que fueron sin Villa Mercedes. Desde los tiempos de Oraldo Britos, pasando por cada elección crucial, fue esta ciudad la que sostuvo al peronismo puntano en pie. Y sin embargo, siempre dio más de lo que recibió.
El PJ usurpado y destruido
Pero el daño no termina en la mentira. Los hermanos Rodríguez Saá no solo se apropiaron del poder, también usurparon el Partido Justicialista de San Luis, lo convirtieron en una herramienta personal, expulsaron a miles de peronistas valiosos, persiguieron a quienes no se alineaban ciegamente con ellos y destrozaron una estructura histórica que supo ser sinónimo de justicia social y militancia popular.
Hoy el PJ provincial está vacío, deslegitimado, sin representación real ni sentido colectivo. Ya no es casa de nadie: es un instrumento roto en manos de quienes lo convirtieron en una sombra de lo que fue.
Maxi Frontera: el líder que representa lo nuevo y lo verdadero
En contraposición, Maximiliano Frontera se levanta como el nuevo líder natural de la provincia. Firme pero sereno, leal pero independiente, cercano pero con visión estratégica. Frontera no insulta, no manipula, no persigue. Gestiona, construye, escucha y convoca.
Es él quien guía esta nueva generación de dirigentes que no se callan, no agachan la cabeza y no venden sus convicciones por un cargo. Una generación que sabe que el futuro no se espera: se construye, paso a paso, con firmeza y unidad.
Una verdad irrefutable
Villa Mercedes ya eligió a quién seguir. No a los octogenarios del pasado, sino a quienes defienden la verdad, la ciudad y el sueño colectivo.
Porque la mentira tiene patas cortas, pero la lealtad, la gestión y el coraje de Frontera y sus diputados tienen raíces profundas en el pueblo.
