Saltar al contenido
La última encuesta realizada por Latin Data en Villa Mercedes, correspondiente a la tercera semana de octubre de 2025, revela un panorama político de alta fragmentación y desmovilización electoral. Con un 42,3 % del electorado indeciso, dispuesto a votar en blanco o directamente abstenerse, el dato sobresaliente no pasa tanto por los números de las fuerzas en competencia, sino por la ausencia estratégica de Maximiliano Frontera, que pese a no jugar con candidato propio, continúa siendo el eje silencioso del tablero político local.
Fragmentación y vacío de liderazgo
Según el estudio, La Libertad Avanza encabeza la intención de voto con 21,6 %, seguida de cerca por el Frente Justicialista con 19,7 %. El resto del electorado se dispersa entre el Frente Pueblo (9,3 %), Provincias Unidas (6 %) y un 23,5 % que directamente declara que no irá a votar.
En un escenario tan atomizado, la figura de Frontera —intendente reelecto y referente indiscutido del peronismo mercedino— sigue pesando aun sin participar. Su decisión de mantenerse al margen de esta contienda genera un vacío político perceptible, sobre todo en los votantes históricamente vinculados al oficialismo provincial que hoy no encuentran un referente claro.
El voto huérfano y la influencia subterránea
El informe destaca que solo dos figuras aparecen con instalación mediática: Mónica Becerra (La Libertad Avanza) y Jorge “Gato” Fernández (Frente Justicialista). Ambos capitalizan liderazgos externos: Milei y Poggi en el caso de Becerra, y Alberto Rodríguez Saá en el caso de Fernández. Sin embargo, ninguno logra capturar la expectativa de una porción mayoritaria del electorado mercedino que valora la gestión local, la cercanía y la obra pública como ejes distintivos de la administración de Frontera.
La encuesta no lo mide, pero el fenómeno Frontera late detrás de los números: su decisión de no alinear candidatos, de no prestar estructura partidaria ni simbólica, ha neutralizado el voto justicialista tradicional, generando un electorado expectante y sin contención política clara. En términos políticos, su no participación es un mensaje en sí mismo, que ordena y condiciona a todos los actores.
Un liderazgo que trasciende la coyuntura
Mientras los números reflejan una Villa Mercedes dividida y apática, la figura de Maxi Frontera sigue siendo el punto de referencia inevitable. Su gestión y su presencia territorial continúan siendo sinónimo de obra, desarrollo y cercanía, atributos que los encuestados mencionan indirectamente al justificar su indecisión o su falta de entusiasmo por las ofertas actuales.
En un contexto donde el voto antipolítico y el desencanto dominan la escena, Frontera aparece como el único liderazgo con credibilidad transversal, capaz de dialogar con todos los sectores sin romper su identidad peronista. Por eso, aunque no compita, sigue siendo el árbitro moral y político de Villa Mercedes, el dirigente al que todos observan —y al que muchos esperan— de cara a la reconfiguración política que vendrá después de estas elecciones.