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En la historia política de San Luis hay figuras que, lejos de representar ideas o proyectos, simbolizan el abuso del poder, la manipulación, el resentimiento y la ambición sin control. Zulema Rodríguez Saá es una de ellas. Su nombre no solo aparece en los registros oficiales como funcionaria pública, sino también en los manuales no escritos del nepotismo, la operación política sucia y la falta total de responsabilidad institucional.
Durante años, ocupó cargos públicos gracias al apellido, no a los méritos. Fue directora de Laboratorios Puntanos, asesora personal de su hermano Adolfo Rodríguez Saá cuando era senador nacional y parte de un entramado familiar que convirtió al Estado provincial en una empresa privada (eventos) cuya facturación la redactaban su hijo y Rodolfo Negri, tiempos que este personaje era pobre e inició. de esta manera. su camino al enriquecimiento a cuesta del estado. No lo dice una denuncia aislada. Lo documenta un informe de La Nación que ubicó a San Luis entre las provincias con mayor nepotismo, destacando directamente a Zulema como un caso emblemático.
Pero la ambición no se quedó en los cargos. En 2016 protagonizó una de las escenas más bochornosas de la política sanluiseña: la toma violenta de la sede del Partido Justicialista en La Punta. Cambió cerraduras, se atrincheró y desafió a la institucionalidad del propio partido, fracturando aún más el tejido político con métodos más cercanos al patoterismo que al debate democrático.
Y como si eso fuera poco, su historial suma otro capítulo vergonzoso: la difusión de un video falso en el que una militante acusaba de agresión al entonces exgobernador Claudio Poggi. La maniobra quedó al descubierto, el video fue desmentido, pero el daño ya estaba hecho. Como siempre, Zulema apostó al escándalo, sin importar las consecuencias, hoy vuelve a repetir la historia, se ha hizo a Poggi ahora le toca a Maxi.
Lo que hoy vuelve a quedar en evidencia es que Zulema Rodriguez Saá no tiene límites. Está dispuesta a cualquier cosa para defender privilegios, venganzas o intereses personales. En tiempos donde San Luis busca paz, transparencia y renovación, ella encarna todo lo contrario: el atraso, el autoritarismo, el montaje, la calumnia.
📣 Basta de Zulema. Basta de Rodríguez Saá. Basta de ese modelo de poder rancio, heredado y corrupto.
La provincia quiere mirar al futuro. Pero no podrá hacerlo plenamente si aún hay quienes, como ella, se aferran al barro de un pasado que ya no tiene lugar.