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Por Alberto Trombetta
Si Adolfo, un ícono devaluado de la política puntana, hubiera querido elegir el peor final a su carrera política, seguramente no hubiera sido tan eficaz.
Villarruel, nuestra vice presidenta, de visita en nuestra provincia, decidió compartir una cena emblemática, por la disputa que se había generado respecto a quien la iba a recibir o donde se iba a realizar, en la casa/mansión de Adolfo.
Dicho esto, VILLARRUEL, la Vice Presidenta, representa lo más rancio de la derecha Argentina, es negacionista y reivindicadora del terrorismo de estado y negadora de los 30 mil desaparecidos, casi todos peronistas.
La posición de Villarruel es para nosotros intrascendente, no compartimos absolutamente nada, de lo que piensa o representa.
La voluntad popular le dio este lugar institucional.
Ahora lo de Adolfo, es humillante para el peronismo puntano y para el peronismo todo.
Ser el anfitrión de alguien que representa lo que representa ideológicamente Villarruel, es por lo menos vergonzante para él.
ADOLFO PERDIÓ EL RUMBO Y CON ELLO, EL RESPETO Y EL CARIÑO DEL PERONISMO DE SAN LUIS.
LO QUE CREO TAMBIÉN, ES QUE NO LE IMPORTA.-