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Por Gustavo Thompson
La reciente encuesta nacional analizada por Roberto Bacman en San Luis Streaming revela un fenómeno político que va mucho más allá de los números: la muerte del Papa Francisco genera un reacomodamiento emocional en la sociedad argentina, debilitando de manera silenciosa pero poderosa la imagen del presidente Javier Milei.
Desde una óptica neuro-emocional, el impacto puede explicarse así:
1. El «efecto duelo» y el proceso de idealización
Neurológicamente, la muerte de figuras públicas genera un fenómeno de idealización:
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La sociedad tiende a recordar y exaltar las virtudes de quien ha partido.
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Se activa el sistema límbico (emocional), generando sentimientos de empatía, dolor compartido y revalorización simbólica.
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En este contexto, el Papa, ya respetado por muchos, se transforma en símbolo casi unánime de humildad, paz y justicia.
Esto eleva su figura por encima de la coyuntura política, convirtiéndolo en un estandarte emocional muy difícil de atacar sin generar rechazo social.
2. Colapso de disonancias cognitivas en los votantes de Milei
El dato que Bacman subraya —el 61% de los votantes de Milei tiene imagen positiva del Papa Francisco— demuestra un conflicto interno:
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La base emocional que sostiene a muchos votantes de Milei (rebelión, rechazo al statu quo) entra en contradicción con su propio respeto por el Papa.
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Esta disonancia cognitiva genera incomodidad interna en el votante libertario moderado.
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Como respuesta neuro-emocional, se debilita inconscientemente la adhesión ciega al discurso más radicalizado del presidente.
3. El giro discursivo de Milei: reflejo de una necesidad de realineamiento emocional
El cambio abrupto de Milei —pasando de calificar al Papa de «representante del maligno» a pedir su canonización— es una reacción típica ante una alerta emocional masiva:
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Al percibir que la muerte del Papa reconfigura la emocionalidad colectiva, Milei entiende que su propio capital simbólico corre riesgo.
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El cerebro político de Milei responde con un movimiento táctico: buscar alinearse emocionalmente con la mayoría, antes que ser expulsado del campo afectivo de sus votantes.
4.Este tipo de giro, tan repentino, confirma que el sistema emocional colectivo es mucho más fuerte que cualquier racionalización política. 4. El legado simbólico de Francisco: un nuevo parámetro moral
La encuesta también demuestra que:
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La defensa de los pobres.
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El compromiso con la paz mundial.
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El respeto por la diversidad.
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La lucha contra el capitalismo salvaje.
Estos valores emocionales quedan anclados ahora más fuertemente en el inconsciente colectivo.
Así, cualquier figura política que no respete esos valores —o que sea percibida como contraria a ellos— será vista emocionalmente como antagónica a un sentimiento positivo y protector.
Desde esta óptica, la figura de Milei, asociada a modelos de «libre mercado extremo» y «meritocracia radical», queda en desventaja emocional, incluso aunque conserve apoyo racional en algunos sectores.
Conclusión Neuro-Emocional
La muerte del Papa Francisco no solo movilizó recuerdos o devociones religiosas: reconfiguró el mapa emocional de la sociedad argentina.
En ese nuevo terreno afectivo, Milei enfrenta un desafío silencioso pero profundo:
Reconstruir un vínculo emocional que, aunque todavía no se ve en números de encuestas de intención de voto, ya empezó a fracturarse en el corazón de sus propios votantes.