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Que pasará con la política provincial en el futuro.
Por César Albarracín.
En las elecciones del 2023 sucedió algo muy particular, ninguno de los dos hermanos Rodriguez Saá disputó la gobernación, aunque implícitamente se enfrentaron por el poder y por la trascendencia. Hoy, al 2024, los resultados no parecen haber beneficiado a ninguno de los dos.
Por su parte, el partido que acompañó a Adolfo se ve cada vez más resquebrajado, con enfrentamientos internos entre militantes que históricamente han sido leales. La renuncia de Harold Bridger con las presiones partidarias a las que fue sometido, dejaron en evidencia que no alcanza con ser un cuadro leal y haber dedicado la vida al acompañamiento de la conducción. En Villa Mercedes, el adolfismo tenía el apoyo del Merlismo, y como dijo algún amigo, “no hay tipos mas leales y mas apedreados que los muchachos del Merlismo”.
Alberto, en cambio, mantiene fuertes y leales sus cuadros más cercanos, hoy representados por sus legisladores nacionales, que se encuentran muy abocados a la lucha legislativa y la defensa de las tres banderas del peronismo. Estos cuadros, lo aman, pero más allá de los cuadros, el albertismo perdió el pueblo. Las mediciones no dan, incluso con el bolsillo de los puntanos y los argentinos en pugna. Aparece cada tanto algún arrepentido, pero las mediciones no dicen lo mismo.
Los Rodríguez Saá, son próceres, y nadie lo puede negar. Pero hoy hay un hartazgo de la gente común sobre la política tradicional, contra la que parece que no pueden luchar. De hecho, estamos liderados nacional y provincialmente, por políticos que se comportan, en las mañas, en forma muy parecida a varias gestiones anteriores, y quizás no lleguen a los talones a la capacidad de gestión, pero la gente cree que todo es nuevo, y lo prefiere antes que volver a lo anterior. Por cada “yo extraño al Alberto”, hay veinte “Que no vuelva más”. Por cada fanático de Cristina, hay un gran sector de la sociedad que la quiere ver presa, y justifica el intento de magnicidio de hace un tiempo.
Es tanto el odio que, Incluso si a nivel nacional se callera Milei, o a nivel provincial le pasara algo a Poggi, cualquier libertario tiene mas chances electorales que Cristina en nación, Alberto y Adolfo en provincia.
Pero este fallo de lectura política no es solo de los Rodríguez Saá. Se pide militancia, pero el peronismo abandonó las escuelas de doctrina peronista hace mucho. No hay más. Milei, por lejos, hizo escuela de militancia anarcolibertaria hasta en las plazas con conceptos teóricos impracticables. Que el peronismo haya dejado que le ganen las plazas, es una muestra de la falta de pensamiento estratégico que pueda sustentar las verdades a través de las eras.
Hoy los líderes dicen que hay que salir a militar en las redes, con un total desconocimiento del manejo de los algoritmos, boots, IA, que es la máquina de desinformación que utiliza el aparato de comunicación de Milei, con mucha influencia del discutido, pero efectivo Stephen Bannon. La gente milita contra boots programados, y aumenta la cantidad de vistas.
La etapa Rodríguez Saá hoy, con la política actual, terminó. Cambió la era. ¿Puede volver? Eso el tiempo, y la preparación de las futuras generaciones del apellido lo dirán. Muy probablemente sí, es bastante común que pase. De todos modos, ambos han dejado cuadros importantes e idóneos, y han legado una provincia grande. Ya hay un grupo de líderes que piden pista, y que han trabajado muy bien aprendiendo bajo las gestiones Rodríguez Saá. Se merecen llegar a gobernar, como también varias generaciones de líderes se lo merecían pero se perdieron en el medio por demasiado respeto a la conducción. Hay que ver si estos nuevos líderes saben leer la política moderna, y hacerse cargo del legado. Y hacerse cargo representa entender las nuevas formas de comunicar. Una elección perdida es un fracaso en las formas de comunicar las propuestas. No hay excusa para eso.
En cuanto al rol del actual gobierno provincial, en algún momento se discutió si era parte del trasvasamiento generacional de los hermanos, pero por el momento no se ha visto algún movimiento o acción que represente un cambio de rumbo político, social o económico. Corren con la amenaza de ser una gestión de paso entre una exitosa y otra, o con la posibilidad de perpetuarse en el poder. Están a tiempo de cambiar el rumbo y quedarse con el legado. El caso de Maxi Frontera era similar, parecía ser un gobierno intermedio después de una eterna gestión de Merlo, sin embargo, no solo volvió a ganar, sino que las encuestas lo dan ganador en sectores que el peronismo nunca tuvo. Todo se puede, es cuestión de hacer.